20 noviembre 2006

Una peregrinación a Ise: Naikuu

Cuando nos aseguramos de ver hasta el último de los templetes móviles que salían del Naikuu hacia el Gekkuu, llegó por fin el momento de ir a por el que había sido nuestro objetivo inicial al venir aquí y que ya habíamos olvidado por completo: ver los interiores del segundo santuario shintoísta más importante de Japón.

Con la emoción y el susto todavía en el cuerpo ( casi fallecemos al acercarnos demasiado a uno de los templetes, que estuvo a punto de venísenos encima), cruzamos el torii gigante donde se habían llevado a cabo la ofrendas y descubrimos un lugar rodeado de naturaleza, donde realmente se puede llegar a percibir una fuerza extraterrenal. El Naikkuu es famoso porque en su interior se esconde uno de los tres tesoros imperiales, el espejo, por supuesto vetado a los ojos del público.

Pero el Naikkuu no sólo nos dejó con las ganas de ver el espejo: el kagura, concierto llevado a cabo por las maikos también nos fue negado. Esta vez sabíamos donde se celebraba y quisimos entrar sin previa reserva escudándonos en la ignorancia con la que se exime a todo extranjero de culpas y que tan buenos resultados da a veces. Sin embargo, a grito pelado y sin explicaciones se nos hizo saber que no podíamos pasar.

Esta descortesía recíproca puso fin a nuestro paseo por el interior de este santuario, más bonito que el Gekkuu pero igualmente prescindible.

1 comentario:

Phantom Kaizoku X dijo...

No importa cuanta ignorancia tenga el gaijin, los tesoros imperiales son los tesoros imperiales, jejeje... es una pena que no colase.